26.6.11

PROTOCOLO DE LA BANDERA MEXICANA

Protocolo


Cuando la bandera desfila frente a un grupo de personas, quienes estén en uniforme militar deben presentar un saludo de acuerdo a sus regulaciones (según el artículo 9º y el artículo 14º de la Ley sobre el escudo, la bandera y el himno nacional mexicano). Los civiles presentes deben hacer el siguiente saludo a la bandera nacional: de pie en firmes, el civil levanta su brazo derecho y coloca su mano derecha en el pecho, frente al corazón. La mano debe estar abierta y la palma de la misma hacia el piso. El saludo es conocido como “El Saludo Civil a la Bandera Nacional”. Cuando el Presidente se encuentra en calidad de Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, saluda a la bandera nacional con saludo militar. Cuando el Himno Nacional es tocado en la televisión para abrir o cerrar la programación diaria, la bandera debe ser mostrada al mismo tiempo.

El artículo 15º de la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales señala que en las escuelas de México se harán honores a la Bandera cada lunes, ceremonia que consiste en recitar un Juramento (no oficial) a la Bandera, el desfile de la bandera y la interpretación del Himno Nacional.

Las autoridades educativas Federales, Estatales y Municipales, dispondrán que en las instituciones de enseñanza elemental, media y superior, se rindan honores a la Bandera Nacional los lunes, al inicio de labores escolares o a una hora determinada en ese día durante la mañana, así como al inicio y fin de cursos.

Los días en los que la bandera debe ser izada por fiesta nacional o izada a media asta por causa de luto están listados en el Artículo 18 de la Ley de uso de la Bandera Nacional, Escudo e Himno.

El Día de la Bandera en México se celebra el 24 de febrero. El mismo día de 1821, todas las partes peleando en la Guerra de Independencia de México, unieron sus fuerzas para formar el Ejército de las Tres Garantías como proponía el Plan de Iguala, creado por Agustín de Iturbide, declarando oficialmente a México como un país independiente. Tras Agustín de Iturbide, fue el general Vicente Guerrero el segundo militar en jurar lealtad a la bandera nacional.

Son días de rendir honores con carácter obligatorio:

24 de Febrero (Día de la Bandera Mexicana).
15 y 16 de Septiembre (Aniversario de la Independencia de México).
20 de Noviembre (Aniversario de la Revolución mexicana).


Cuando es día de duelo, la bandera debe izarse a media asta, los días considerados de Duelo nacional son:

14 de Febrero. Muerte de Vicente Guerrero
22 de Febrero. Muerte de Francisco I. Madero
28 de Febrero. Muerte de Cuautemoc
10 de Abril. Muerte de Emiliano Zapata
21 de Mayo. Muerte de Venustiano Carranza
17 de Julio. Muerte de Álvaro Obregón
18 de Julio. Muerte de Benito Juárez
30 de Julio. Muerte de Miguel Hidalgo y Costilla
13 de Septiembre. Muerte de los Niños Héroes
19 de Septiembre. Muerte de 45.000 personas en el terremoto de 1985, de una magnitud de 8.5 grados en la Escala de Richter
7 de Octubre. Muerte de Belisario Domínguez Palencia
22 de Diciembre. Muerte de José María Morelos

Otra tradición mexicana con respecto a la bandera es que antes de cada de los Juegos Olímpicos en los que el país participará, el Presidente entrega una bandera al abanderado oficial de la delegación (elegido por sus propios compañeros) para que la porte en las ceremonias respectivas.

Toma de protesta de la bandera

La fórmula para la toma de protesta (entrega) de una bandera a una institución está en el artículo 3o. de la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales. La autoridad empieza:

"Ciudadanos: Vengo en nombre de México, a encomendar a vuestro patriotismo, esta bandera que simboliza su independencia, su honor, sus instituciones y la integridad de su territorio. ¿Protestáis honrarla y defenderla con lealtad y constancia?"

La escolta a la que se le entregará la bandera contesta:
"Sí, protesto"

La autoridad prosigue:
"Al concederos el honor de ponerla en vuestras manos, la Patria confía en que, como buenos y leales mexicanos, sabréis cumplir vuestra protesta"

Acto seguido la bandera se entrega al director o representante de la institución quien se la dará al abanderado.

Juramento a la Bandera

Éste es el juramento que se recita en las escuelas del país:

¡Bandera de México!,

legado de nuestros héroes

símbolo de la unidad

de nuestros padres

y de nuestros hermanos,

te prometemos ser siempre fieles

a los principios de libertad y justicia

que hacen de nuestra Patria

la nación independiente,

humana y generosa

a la que entregamos nuestra existencia.

LAS ARRAS

La Tradición de la Arras de Matrimonio



En la antigüedad, las arras constituían una garantía de cualquier obligación aceptada o convenida. No eran una dote del marido, ni siquiera un residuo del antiguo precio de la mujer. Calificadas como garantía del acuerdo o promesa de matrimonio (el arra responsalicia), son una institución de origen oriental recogida por el Derecho Romano para reforzar el cumplimiento del acuerdo convenido entre los esposos: si se incumple la promesa de matrimonio, se pierden las arras.

En el Derecho Romano fueron consideradas como una donación, sponsalitia lergitati, y el Derecho Germánico-Visigodo establecido en España sigue esta línea con el apoyo de la Iglesia.

No obstante, los textos legales españoles formulan generalmente limitaciones al valor de las arras, que en no pocos casos resulta excesivo. Un documento toledano de 1530 señala que está establecido que nadie puede dar arras a su mujer por un valor superior a quinientos sueldos.

Algunos fueros municipales adecuan las arras a la condición de la esposa, según sea ésta villana o aldeana, y están constituidas generalmente por tierras y ganado. En ese mismo sentido, la recopilación de fueros aragoneses distingue a la infanzona de la villana. La primera puede recibir como arras tres de las mejores heredades del esposo, mientras que a la villana se le dará un campo de sembradura y un cahíz de semillas. En la fórmula medieval se ofrecen ya en moneda: "doy en arras a vos estos florines de oro". El Fuero de Teruel distingue a las esposas y doncellas de las viudas: a las primeras se les puede dar veinte maravedíes alfonsíes; a las segundas, sólo diez. Las arras, no obstante, son motivo de confusión con la donación que hace el esposo a la esposa. Varios textos utilizan el término dotar ("de dotar muller infansona"), como en el caso del Fuero de Pamplona, y se distingue también entre primeras o segundas nupcias. Así, al entrar en la Edad Moderna, las arras quedan desfiguradas. Algunos especialistas aseguran que sustituyen a la donación por causa de matrimonio (donatio propter nuptias) y las llaman "arras hispánicas", lo cual revela una matización que las diferencia, e incluso adquieren el significado del viejo precio de la virginidad, pues se las considera remuneración del pudor o la nobleza.

También se denominaron (y se siguen denominando) arras a las monedas que se entregan en la ceremonia religiosa: doce monedas de oro o plata y una de metal, que han de bendecirse antes de la velación. Con esa entrega de arras el matrimonio queda perfeccionado en cuanto a su base contractual. Que los esponsales tenían valor de matrimonio lo demuestra un suceso famoso protagonizado por Doña María de Fonseca, quien tuvo que ser depositada en el propio palacio de los Reyes Católicos al verse disputada por dos maridos: uno sostenía haber celebrado nupcias con ella, y el otro afirmaba ser su marido por palabras de presente, ya que había intercambiado con ella los verba ante un grupo de amigos. Ganó este último el pleito, al probarse que había sido así. Don Rodrigo de Mendoza logró de esta forma a Doña María frente a Don Pedro Ruiz de Fonseca. Después, abandonó el palacio para ser virrey de Valencia. En ese período en el que los novios son esposos pero todavía no constituyen matrimonio, a la esposa le corresponde preparar el ajuar. Se trata de bienes muebles, no solamente vestidos o lencería.

En el Poema del Mío Cid, el ajuar se cifra en dinero: tres mil maravedíes de plata. En otros casos domina la indumentaria: sayas, haldas o calzas, así como lienzos y cuanto cubre la cama. Los textos históricos muestran una cierta ambigüedad al designar las distintas aportaciones patrimoniales a la sociedad conyugal. Las arras están ligadas de forma específica al acto esponsalicio, mientras que el ajuar se relaciona con la preparación de las nupcias. El valenciano consistía en ropas no lujosas que no debían ocupar más de cuatro cofres. En la comarca leonesa de Maragatería, el día de la boda se realizaba un solemne traslado del ajuar de la novia a su nueva casa, utilizando para ello carros engalanados.

Tomado de: http://www.bodamagazine.com.ar

BODA TRADICIONAL EN TLAXCALA

Una boda tradicional
Por: Ángel Trejo / Conaculta

Rituales católicos y prehispánicos prevalencen en las ceremonias

SAN BARTOLEMÉ CUAHUIXMÁTLAC, TLAX.- Una boda tradicional en esta pequeña población de Tlaxcala -ubicada en la falda norte del volcán de la Malinche, a veinte minutos de la capital del Estado- es un acontecimiento popular que rebasa el ámbito de una fiesta privada.

Los novios se casan a la vista del pueblo con la participación estrecha de sus vecinos como si fueran sus parientes, compartiendo el pan y la sal en festejos de un día entero con rituales católicos y prehispánicos, comilonas a reventar y baile hasta la madrugada.

La boda religiosa se realiza con apego al ritual cristiano pero con muchos elementos de la cultura prehispánica tlaxcalteca, pueblo que en la época precortesiana compitió en poderío económico, político y militar con el Imperio Azteca (1325-1521).

Es expresión cultural de una tradición sincrética en la que abundan costumbres y manifestaciones artísticas indígenas como los cantos nahuas xochipitzáhuatl, la danza mahuitzontzintlic y el Baile del guajolote con el que remata el rito oficial de esta celebración.

En San Bartolomé Cuahuixmátlac los matrimonios por costumbre -monamictic, en náhuatl- se realizan con el mismo patrón ceremonial utilizado por la mayoría de los pueblos indígenas de Tlaxcala, reivindicado en 2001 por Eutiquio Zelocualtécatl Sánchez en Tetlanohcan.

Rescatan modelo de ceremonia

Hace dos años, con respaldo del Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMyC), Zelocualtécatl rescató el modelo de estas ceremonias cuya principal preocupación es el uso de vestuarios indígenas tradicionales.

Las bodas por costumbre en Cuahuixmátlac no enfatizan mucho en este aspecto, pero son más exigentes del cumplimiento cabal de los ritos religiosos \"con injerto de indios y españoles”, como dice don Enrique Pérez Mayor, director del coro de la iglesia de San Bartolomé.

El primer paso para la celebración de una boda tradicional consiste en la petición de mano de la novia. Esta ceremonia se da en dos tiempos. En el primero, el pretenso y sus padres visitan la casa de ésta para hacer la petición formal, la que generalmente es denegada.

En la segunda demanda, previa gestión del sacerdote, el novio y sus padres se acompañan del fiscal mayor de la iglesia y ofrecen a los padres de la novia un ramo de flores, cuatro tlapaloles (canastos con pan y golosinas), refrescos y una botella de caxazehui (rompope).

Una vez concertada, la ceremonia religiosa inicia con un recorrido a pie por las calles que llevan de su casa a la iglesia. Tras la misa, los novios visitan la sede de la Fiscalía para recibir la bendición de San Bartolomé y ofrendarle una “lucecita” (cirio).

La Fiscalía es una institución de autoridad religiosa seglar integrada por vecinos electos por el pueblo, cuya función consiste en cuidar del templo y sus santos, y hacer cumplir a los mayordomos sus responsabilidades con las fiestas y necesidades del patrono.

Integran la Fiscalía cinco personas: fiscal, fiscal teniente, fiscal mayor, escribano y macuil (auxiliar). Hay también un portero y cinco topiles (vigilantes). Los fiscales son electos por los tiaxcas (ancianos) en una asamblea anual celebrada a fines de diciembre.

La gran fiesta

Una vez realizada la visita a la Fiscalía, los novios se dirigen a la casa donde se hará la fiesta. Son recibidos por sus padres, abuelos y padrinos para ser coronados con flores y portar sobre los hombros una cruz enflorada de tamaño regular.

Con la cruz a cuestas pasan a un altar casero donde se les \'limpia\' con copal y rezos. Los padrinos les regalan un cirio grande que ponen en manos de sus padres. Los abuelos y éstos les hablan al oído para recomendarles respeto a Dios, a San Bartolomé y a las costumbres.

El padre del novio promete proteger a la pareja, mantener viva la lucecita ofrecida a San Bartolomé y al final de la ceremonia el más viejo de los parientes -puede ser abuela o abuelo, padre o tío cercano- entregan al novio la nueva “flor del jardín’’.

Uno de los padrinos -los hay de velación, ramo, arras, lazo y pastel- entrega un gran canasto de pan que se distribuye entre parientes e invitados junto con cigarros y vino, regalos cuya función es de \'limpia igual que el copal quemado en los sahumerios.Entonces viene la invitación a la comida, generalmente un banquete brindado con platillos regionales (mole de guajolote, arroz a la mexicana, mixiotes, barbacoa, frijoles y tortillas) profusamente regado con cerveza, pulque y bebidas alcohólicas industrializadas.

La fiesta prosigue con un baile animado con música popular mexicana o extranjera en boga -cumbia, salsa grupera, norteña, sones rancheros, etcétera- que en muchos casos se realiza en la calle y al que está invitado el pueblo.

A medianoche los novios bailan el primer vals -como en las fiestas de quinceaños- y luego cada uno danza con sus padres, abuelos, hermanos, tíos, sobrinos y padrinos hasta agotar sus respectivas parentelas.

Al finalizar el vals la novia lanza su ramo a las muchachas solteras, y el novio su corbata. Bailan La Víbora de la mar, juego en el que los novios se suben a sillas para que los bailadores, repartidos entre mujeres y hombres, intenten derribarlos mientras pasan por debajo de ellos.

Este baile se anima con jarabe tlaxcalteca, música regional que combina cantos prehispánicos xochipitzahuatl (flor menudita en náhuatl), minuet (música religiosa europea, base del son de mariachi) y chilenas (son sudamericano arraigado en México desde la Colonia).

El ritual culmina con el Baile del guajolote, danza masiva en círculo, en la que novios, padrinos y parientes danzan y cargan sobre los hombros: totoles, metlapiles (manos de metate), cucharas de mole, tenates y tlapaloles con piernas de cerdo.

Los padrinos de boda son dotados, al concluir este baile, con un itacate que lleva un guajolote vivo, una ración generosa de totol cocido en mole y una de las piernas de cerdo preparadas para ser repartidas entre aquellos.

El baile concluye hasta que invitados y parientes aguanten, al día siguiente muchos de éstos son convidados al recalentado.